Sunday, January 06, 2008

Con una pequeña ayuda de sus amigos

Pese a que se le considera una figura menor, ha sobrevivido a varias guerras musicales y sigue ahí.
En el 2007 editó Photograph: The Very Best of Ringo, y este año lanzará un nuevo álbum: Liverpool 8, que aparecerá además de la forma ahora tradicional (CD) como pulsera de memoria USB, y será presentado el 12 de enero en un concierto en la ciudad de los Beatles, en la apertura el puerto inglés como capital cultural europea del 2008.
Es Richard Starkey un hombre con suerte. La tuvo al ser llamado a integrarse a los Beatles cuando éstos se preparaban para grabar su primer elepé, dado que el productor de EMI, George Martin, les aconsejó que se deshicieran de Pete Best, el baterista, que no estaba a la altura de ellos, o que lo conservaran sólo para las actuaciones en vivo. Para agosto de 1962 Best ya era parte del pasado. Cuentan Peter Brown y Steven Gaines, en su biografía del cuarteto, que Brian Epstein intentó consolar diplomáticamente a Best ofreciéndole construir otro grupo en torno suyo, pero fue inútil. “Pete estaba hastiado de ellos. Ya tenía reservado su sitio en la historia como el más infortunado de todos los que habrían podido ser algo. En los veinticuatro meses subsiguientes, los Beatles totalizarían cuarenta millones de dólares. Pete Best se hizo panadero, ganando ocho libras semanales, y se casó con una joven llamada Kathy, que trabajaba en un mostrador de Woolworth vendiendo bizcochos.”
Si se usara la misma fórmula cruel que los autores aplican a Best, pero a la inversa, se diría que Ringo Starr tuvo reservado un lugar en la historia como el más afortunado de todos los que habrían podido no ser nada.
Apuntan incluso los mismos Brown y Gaines que a los veintidós años, cuando se le invitó a sumarse a los Beatles, “Ringo Starr era inverosímil como candidato a participar como personaje en el pequeño papel más importante que se hubiera escrito jamás”.
Mas a comienzos de los años sesenta era el mejor baterista de Liverpool, y estaba en la mejor agrupación de finales de los cincuenta y principios de los sesenta: Rory Storm & The Hurricans. De viaje con ellos en Hamburgo se había encontrado con los Beatles, y su modo simple de ser agradó a John Lennon, Paul McCartney y George Harrison. Fue éste quien lo buscó para invitarlo a integrarse a los Beatles. “Al principio estaría a sueldo, veinticinco libras semanales, durante un periodo de prueba”, cuentan Brown y Gaines. “Después, si todo andaba bien, se le haría miembro del grupo con todas las de la ley. De inmediato se cortó el cabello igual que ellos.”
Y la suerte siguió estando con él. En los filmes de los Beatles, por ejemplo, suele llevar el papel central que no tiene en los álbumes. Destaca su paseo por el río en La noche de un día difícil (1964); la trama de Help! (1965) gira en torno a su costumbre de usar anillos (por lo que adoptó el apodo de Ringo); y abre otro paseo suyo, éste por Liverpool, las aventuras de la cinta animada Submarino amarillo (1968).
Ante la feroz dupla creativa de Lennon y McCartney, y el misticismo ecléctico de Harrison, la personalidad de Ringo parece deslucir, y hay quien ríe cuando se le califica como figura fundamental del grupo. Acaso era un catalizador, y el buen humor de los discos de los Beatles podría tener una de sus fuentes principales en este tipo “bajo, flaco y modesto, con semblante rústico y tristes ojos azules”, como lo describen Brown y Gaines, por el que en los tempranos años sesenta pocos apostaban.
Tuvo suerte. La sigue teniendo. Quizá porque encarna algo que en esa década fue también central, y que ahora mucho se necesita: la buena onda.
Ringo es eso: un tipo buena onda, un hombre con estrella.

Enero 2008

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